lunes, 2 de septiembre de 2013

Huir



Al pronunciar el nombre de su antigua ciudad empezó a arderle todo el cuerpo. Tantas cosas de las que seguía huyendo, tantísimas cosas vividas entre calles sin nombre… Aún recuerda con claridad el día en que se fue, llevaba dos semanas haciendo la maleta pero no se lo dijo a nadie hasta ese mismo día. Fue realmente duro tener que pronunciar “Me voy de Barcelona”; hasta que no cogió el tren no se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pensaba que horas antes armaría ella solita cualquier escándalo  que le impediría marcharse. 
Pero ahí estaba, en un piso donde la oscuridad solo entraba de noche, en otra ciudad, en otra calle y con otra compañía… Al menos de algo estaba casi segura, él era la mejor compañía que podía pedir. Parecía que al fin todo estaba más equilibrado. Sentía algo de paz al no tener que ver tantas caras desquiciadas, tantas otras tristes y muchísimas más indiferentes. Sin embargo, de vez en cuando -cada vez con menos frecuencia- se acordaba de su triste pasado, a veces le bastaba con llorar un par de minutos antes de dormir. Y así mantenía su triste cuerpo, tan marcado de violencia y amor a la vez, haciéndose creer que el hecho de haber huido de todo lo que le producía daño bastaba para superarlo.

domingo, 28 de agosto de 2011

La vida habla, ¡yo escucho lo que dice!

Me despierta con gritos y luego por fin se va, olvidándose de mi para irse a jugar con otra casa, otra familia, otras personas. Me deja en paz, pero no del todo, esta vez ha jugado demasiado, ha hecho demasiadas heridas y pocas cicatrices; y vuelve, me traiciona. Me distancia, me deja en segundo plano, me hace odiar, no creer en las personas que más quería. Rencor, pena, incertidumbre, culpa.Y es entonces cuando me muestra su verdadera cara, siniestra, cruel, injusta e infame; los problemas regresan y los sentimientos vuelan sin dejarse ver, tapados por las nubes que a menudo hacen llover. Es una cría caprichosa jugando a las casitas. Quiero alejarme, evitar las mil y una formas que tiene planeadas para jugar conmigo pero no puedo, demasiado tarde, los planes ya empezaron hace diecisiete años.

jueves, 25 de agosto de 2011

Incertidumbre


Pobre inocente, criatura que sostiene aún la más cándida alma. Pobre niño que sin haber crecido aún del todo escucha brutales amenazas, sólo logra percibir agudas maldiciones de su hermana mientras su madre llora. No puede hacer nada con sus escasos años, no sabe cómo dar consuelo aún, la vida no le ha enseñado; no pudo evitar llorar mientras pedía clemencia al que se suponía que iba a ser su ejemplo a seguir. Crecerá con mentiras, esperando que resulte ser el superhéroe que parecía cuando era pequeño, esperando que su padre cambie y haciéndose creer a sí mismo que nunca pasó nada en la penumbra de una fría tarde entre esas cuatro paredes. Nadie conoce lo que siente, ha visto tanto que ya no sabe expresar sus sentimientos, ya no sabe llorar delante de su madre y evita las conversaciones largas. Nadie sabe si llora por las noches antes de irse a dormir, nadie conoce si tiene pesadillas a las tres de la mañana, nadie sabe nada. Están cayendo, los tres, arrastrados por el vil demonio que esconde aquél demente, caen hacia la deriva; no pueden aguantar más viviendo así, no pueden aguantar más penas de los demás e imaginando una vida tranquila que no existe. Encerrados en un fuerte y largo túnel del que no encuentran la salida, no ven ninguna luz, ni siquiera la que podría desprender un fósforo, no la encuentran. Permanecen en la penumbra, llorando en un rincón, desprendiendo lágrimas que saben a dolor.